La parroquia de San Pedro Apóstol tiene un encargo, un encargo que comparte con todas las parroquias, no es exclusivo nuestro: conservar el depósito de la fe y transmitírselo a las nuevas generaciones. Por eso la fe que se nos ha transmitido de generación en generación, la fe que vivimos y celebramos en los sacramentos, se la transmitimos a niños, jóvenes y adultos a través del testimonio y de la catequesis adaptándola a los modos y a la cultura de nuestro tiempo.
Este mismo deber de conservar y transmitir la herencia recibida, en este caso el patrimonio religioso, es el que nos ha llevado a trasladar el retablo de las ánimas benditas desde donde estaba, en la nave lateral derecha, hasta la capilla de la Virgen del Carmen.
De este modo se consiguen varios objetivos:
- Ganamos en amplitud en la nave lateral derecha, ya que el retablo sobresalía de la pared y estorbaba en la colocación de los bancos.
- Mejoramos la visibilidad del retablo. En la nueva ubicación el retablo será visible nada más acceder al templo por la puerta lateral.
- Garantizamos su conservación para las nuevas generaciones ya que además de la limpieza realizada con el traslado se van a restaurar los dos cuadro del retablo, que se encontraban en mal estado.
- Conseguimos un recurso catequético más. Debajo del retablo se ha habilitado un hueco para colocar la imagen del Cristo yacente. De este modo esta capilla pasará a ser la «capilla de la buena muerte», una ayuda para entender y vivir uno de los pilares de nuestra fe: la resurrección de los muertos.
Templo parroquial de San Pedro Apóstol:
legado de nuestro padres ,
herencia para nuestros hijos
En las siguientes fotos tienes una pequeña muestra del proceso de traslado del retablo. Cuando todo esté terminado te daremos información detallada de cuanto se ha realizado, el coste económico y el resultado final.
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