Veladas histórico artísticas
Desde hace más de cinco siglos el templo parroquial dedicado a San Pedro Apóstol es el lugar al que vamos para orar y celebrar la Eucaristía, en el que nos encontramos con Dios: al escuchar su Palabra, en el pan consagrado y en los hermanos reunidos (donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos, dijo Jesús Cf. Mt 18,20) Por eso bien podemos llamar a nuestro templo la casa de Dios y la consideramos nuestra propia casa.
Como podrás imagina una casa con tantos años a sus espaldas tiene muchas historias que contar. Las más de 150 personas que asistieron a las “Veladas Histórico Artísticas” celebradas con motivo de la semana de la parroquia pudieron conocer muchas de ellas y disfrutaron viendo nacer, crecer y transformarse este templo parroquial que tiene abiertas las puertas para ti.
Si no pudiste asistir a las Veladas o si quieres recordar el buen momento que pasaste te invitamos a que veas este vídeo.
Y si quieres asistir de forma presencial dínoslo para que te tengamos en cuenta cuando volvamos a organizarlas. Puedes utilizar nuestro formulario de contacto (deja tu nombre y un número de teléfono para que podamos avisarte).
Despedida de don Andrés.
El martes 29 de junio don Andrés se despidió de la comunidad parroquial de la que durante 20 años ha sido párroco, al principio con don Emilio Sánchez Saavedra, luego con don Francisco José Andrades Ledo y, en los últimos años, con don Pedro Gómez Serrano.
Don Andrés se jubiló hace 5 años, pero continuó prestando sus servicios, celebrando la Eucaristía y, sobre todo, al frente de la pastoral de la salud. Ahora ha decido trasladarse a vivir a Lobón junto a su familia. Pero como no se ha ido muy lejos es fácil que lo veamos de vez en cuando por nuestra parroquia, porque como le dijo don Pedro en la misa de despedida “sigue siendo párroco (emérito) y puede venir a celebrar siempre que quiera”. Nuestra casa es su casa.
Cuidemos nuestra casa
Te hemos dicho al principio que el templo parroquial de San Pedro Apóstol es nuestra casa, la casa de Dios y también es tu casa. Por eso te invitamos a que vengas siempre que quieras (aunque ahora con las medidas contra el coronavirus tengamos que pedirte que esperes fuera si es que el aforo está completo, lo sentimos mucho, de verdad, pero es por el bien de todos) y que colabores en el cuidado de nuestra casa. ¿Sabes cómo puedes hacerlo? te proponemos tres cosas.
Cuida tu actitud.
Con tu comportamiento ayudarás y te ayudarás a encontrarte con Dios y en estos tiempos de Covid contribuirás de forma decisiva a la seguridad de todos.
Llega puntual, con mascarilla, desinféctate las manos y el calzado y siéntate en los lugares señalados en los bancos o donde te indique el equipo de orden.
Apaga tu teléfono móvil. No lo necesitas para hablar con Dios. En todo caso ponlo en silencio para que no moleste a los demás.
Participa en la limpieza del templo.
Al terminar las celebraciones desinfecta el banco en el que te has sentado. Cuando se hagan convocatorias para realizar limpieza general, asiste.
Contribuye al sostenimiento económico.
Como en toda casa hay que pagar agua, luz, realizar obras de reparación y mantenimiento. La mejor manera de afrontarlas es con una cuota periódica ¿La tienes ya? aunque no impide que puedas hacer aportaciones extraordinarias cuando sean necesarias. Tu fe y tu conciencia te indicarán lo que tienes que hacer.
Muchas gracias por todo lo que haces por nuestra casa, su casa, tu casa.