Una bella oración de la tradición popular
La Salve (en latín Salve Regina) es una de las más conocidas y populares oraciones con las que los católicos nos dirigimos a nuestra Madre.
Esta oración milenaria (su origen se remonta al siglo XI) fue al principio una de las cuatro grandes antífonas junto con Alma Redemptoris Mater, Ave Regina coelorum y Regina coeli que se rezaban primero al final de completas y que posteriormente se incorporaron al rezo de laudes y vísperas. Con el devenir del tiempo se convirtió en una de las principales oraciones que se ha ido transmitiendo de generación en generación en la devoción a la Virgen María.
Salve Regina en latín y en castellano
Este es el texto en latín:
Salve, Regina, mater misericordiae,
vita dulcedo et spes nostra, salve.
Ad te clamamus exsules filii Hevae.
Ad te suspiramus, gementes et flentes
in hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra,
illos tuos misericordes oculos ad nos converte.
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, O pía, o dulcis Virgo María.
Y esta su traducción al castellano, como solemos rezarla
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A Tí llamamos los desterrados hijos de Eva;
a Tí suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos;
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!.
A continuación te dejamos dos bellas interpretaciones de la Salve Regina y un enlace para ayudarte en tu formación y en tu vida espiritual.
Salve Regina cantada por los monjes del Monasterio de Silos
Salve Regina cantada por Les Petits Chanteurs de Passy
La Salve Regina: una oración de saludo, petición y súplica (tomado de Catholic.net)